Tienen miedo de llegar a casa por la noche por si se las encuentran. Verlas, aunque sea a distancia, les genera escalofríos, pánico, histeria y sensación de picor por todo el cuerpo. Es la definición de cientos de ciudadanos que tienen fobia a las cucarachas. Pequeños insectos que recorren sigilosamente cualquier rincón por pequeño que sea.
Vecinos de Ruzafa, el centro histórico y los Poblados Marítimos las sufren y mucho. Estos días su presencia se cuenta por centenares y los residentes acaban con insecticidas en mano por el pánico. «Me da terror entrar por la noche a mi casa porque temo que me van a subir por las piernas. No lo puedo evitar, prefiero un ratón a una cucaracha», dijo Arturo, uno de tantos vecinos que sufren su presencia.
Los esfuerzos de los técnicos municipales no han logrado que este verano estos visitantes campen a sus anchas. Aunque aseguran que poco pueden hacer si las comunidades de vecinos no asumen sus responsabilidades. «Nosotros no podemos realizar actuaciones de mantenimiento en el interior de las casas. Deben ser los inquilinos quienes contraten los servicios. Es la única forma de controlar las plagas», añadieron fuentes de la contrata de tratamiento municipal contra plagas.
En los últimos años, la crisis económica ha ayudado a la proliferación de las cucarachas. La gran mayoría de vecinos prefieren reducir los presupuestos destinados al mantenimiento. Aseguran que ya les viene justo pagar las cuotas trimestrales y las facturas de las revisiones de ascensor o bombas de agua. «Sin embargo, las quejas no cesan y nuestras actuaciones son limitadas», indicaron desde el Ayuntamiento.
Aumento de temperatura
Los técnicos, no obstante, están trabajando con intensidad estos días para frenar su presencia. «Habitualmente aparecen por estas fechas, pero este verano han llegado todas a la vez por el aumento de las temperaturas y su proliferación se concentra en Ruzafa, centro histórico o el Marítimo», añadieron los operarios.
Los tratamientos se han incrementado en el entorno de estos barrios donde principalmente hay más quejas. Los insecticidas que se están utilizando son ecológicos. La actuación consiste en colocar hormonas juveniles como cebos y cuando los insectos los toman inmediatamente crecen a más velocidad de lo que su desarrollo requiere y se mueren. Es un método totalmente natural y sin ningún tipo de toxicidad.
Los cebos, de sabor a vainilla, mantequilla y cereal, también se están intercalando con los de las hormonas.
Este sistema de fumigación se ha aplicado en las 121.000 alcantarillas de la ciudad y con más intensidad en los barrios afectados. Un sistema muy beneficioso para el medioambiente y sobre todo para las depuradoras ya que los anteriores eran muy corrosivos, aunque más baratos.